Publicado en el "Heraldo de Aragón" el 13-07-2010 por Enrique Mored
La Ranilla. Un paso más.
BUENA noticia. Comienzan las obras de la estación de Goya. En menos de dos años pararán allí los trenes de cercanías y sus usuarios podrán enlazar con el tran´via y con otros modos de transporte público. Sin duda esa obra contribuirá a sacar coches del centro urbano y tendrá un innegable efecto económico y medioambiental positivo. Eso, si este proyecto va acompañado de una mejora del diseño de la red. Hoy por hoy, sin una estación céntrica y sin frecuencias adecuadas, las cercanías de Zaragoza no funcionan. De hecho, siguen perdiendo viajeros (otro 4% en el primer semestre de este año=. Y la pescadilla se muerde la cola: las cercanías no son rentables y, por tanto cualquier invesión en mejorarlas tendrá poco retorno. Hay que quebrar ese planteamiento. No se pide que los trenes tengan las mismas frecuencias que el metro de Barcelona, pero sí mejores que las que poseen ahora. Goya es un paso, pero no el único que hay que dar. Faltan como decimos, más combinacio´nes y también aparcamientos disuasorios en las estaciones más alejadas del centro, conexiones con autobuses y extender la línea para que más población se beneficie de ella. Si no se hace, la apuesta quedará incompleta y teñida de fracaso.
La Ranilla. Un paso más.
BUENA noticia. Comienzan las obras de la estación de Goya. En menos de dos años pararán allí los trenes de cercanías y sus usuarios podrán enlazar con el tran´via y con otros modos de transporte público. Sin duda esa obra contribuirá a sacar coches del centro urbano y tendrá un innegable efecto económico y medioambiental positivo. Eso, si este proyecto va acompañado de una mejora del diseño de la red. Hoy por hoy, sin una estación céntrica y sin frecuencias adecuadas, las cercanías de Zaragoza no funcionan. De hecho, siguen perdiendo viajeros (otro 4% en el primer semestre de este año=. Y la pescadilla se muerde la cola: las cercanías no son rentables y, por tanto cualquier invesión en mejorarlas tendrá poco retorno. Hay que quebrar ese planteamiento. No se pide que los trenes tengan las mismas frecuencias que el metro de Barcelona, pero sí mejores que las que poseen ahora. Goya es un paso, pero no el único que hay que dar. Faltan como decimos, más combinacio´nes y también aparcamientos disuasorios en las estaciones más alejadas del centro, conexiones con autobuses y extender la línea para que más población se beneficie de ella. Si no se hace, la apuesta quedará incompleta y teñida de fracaso.
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