Publicado en el "Heraldo de Aragón" el 21-10-2010
Una excursión para salvar diez metros
Cruzar entre Goya y Gran Vía es una odisea. Las obras del tranvía confluyen con las de la estación de Cercanías y los peatones, medio atrapados entre las vallas, tienen que dar enormes rodeos para llegar al otro lado.
María Ángeles Villalba se ha quedado atorada, entre vallas y balizas en un recodo de las obras del tranvía. Intentaba cruzar (indebidamente) por la calzada para no dar un rodeo de unos 500 metros, y el tráfico se le ha echado encima, impidiéndole caminar hacia delante y hacia detrás. Junto a ella, un operario con casco y chaleco fosforito le pide amablemente que se aparte porque va a salir maquinaria pesada "Es que cada día cambian los cruces y así no hay manera de acertar", se justifica Villalba, que vive en la calle de Arzobispo Domenech y se dirige a cuidar a su nieto a Anselmo Clavé.
Una excursión para salvar diez metros
Cruzar entre Goya y Gran Vía es una odisea. Las obras del tranvía confluyen con las de la estación de Cercanías y los peatones, medio atrapados entre las vallas, tienen que dar enormes rodeos para llegar al otro lado.
María Ángeles Villalba se ha quedado atorada, entre vallas y balizas en un recodo de las obras del tranvía. Intentaba cruzar (indebidamente) por la calzada para no dar un rodeo de unos 500 metros, y el tráfico se le ha echado encima, impidiéndole caminar hacia delante y hacia detrás. Junto a ella, un operario con casco y chaleco fosforito le pide amablemente que se aparte porque va a salir maquinaria pesada "Es que cada día cambian los cruces y así no hay manera de acertar", se justifica Villalba, que vive en la calle de Arzobispo Domenech y se dirige a cuidar a su nieto a Anselmo Clavé.