Publicado en el "Heraldo de Aragón" el 16-04-2010
LA RANILLA
El tranvía entra por los ojos
Con la mitad de la población de Zaragoza en contra del tranvía -así lo han plasmado distintas encuestas-, el Ayuntamiento de la Inmortal y el grupo de empresas que construye y explotará la línea se han lanzado a una potente campaña de imagen. Visto lo visto, hay que reconocer que no puede ser más efectiva. colocar una maqueta del Urbos3 en plena plaza de España va a serir para registrar conversiones instantáneas a este medio de transporte moderno, silencioso, ecológico y masivo. Aunque de pega, el vhículo -a tamaño real- tiene muy buena pinta y los ciudadanos que pasa a conocerlo no ocultan su satisfacción ante lo que se avecina.
En menos de un año, los tranvías de Zaragoza se moverán por los raíles que se están instalando y pasarán entonces su verdadera prueba de fuego en un escenario real. Sólo así se podrá valorar el grado de convivencia pacífica con otros medios de transporte. Quizá muchos de los que apostaban decididamente por el metro y de los amantes del automóvil le vean más inconvenientes que ventajas, pero los que acostumbran a moverse caminando, en bici o en transporte público, sin duda, preferirán ver pasar a un silencioso tranvía que tres autobuses de la línea 30 (su capacidad es equivalente). Ahora queda acabar bien las obras, compatibilizarlas con la nueva estación de cercanías de la avenida Goya y, por descontado, trazar un buen plan de lanzaderas para que estreno del tranvía no se traduca en que zonas con servicio de autobús urbano en condiciones queden aisladas.
LA RANILLA
El tranvía entra por los ojos
Con la mitad de la población de Zaragoza en contra del tranvía -así lo han plasmado distintas encuestas-, el Ayuntamiento de la Inmortal y el grupo de empresas que construye y explotará la línea se han lanzado a una potente campaña de imagen. Visto lo visto, hay que reconocer que no puede ser más efectiva. colocar una maqueta del Urbos3 en plena plaza de España va a serir para registrar conversiones instantáneas a este medio de transporte moderno, silencioso, ecológico y masivo. Aunque de pega, el vhículo -a tamaño real- tiene muy buena pinta y los ciudadanos que pasa a conocerlo no ocultan su satisfacción ante lo que se avecina.
En menos de un año, los tranvías de Zaragoza se moverán por los raíles que se están instalando y pasarán entonces su verdadera prueba de fuego en un escenario real. Sólo así se podrá valorar el grado de convivencia pacífica con otros medios de transporte. Quizá muchos de los que apostaban decididamente por el metro y de los amantes del automóvil le vean más inconvenientes que ventajas, pero los que acostumbran a moverse caminando, en bici o en transporte público, sin duda, preferirán ver pasar a un silencioso tranvía que tres autobuses de la línea 30 (su capacidad es equivalente). Ahora queda acabar bien las obras, compatibilizarlas con la nueva estación de cercanías de la avenida Goya y, por descontado, trazar un buen plan de lanzaderas para que estreno del tranvía no se traduca en que zonas con servicio de autobús urbano en condiciones queden aisladas.
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