¡SALUDOS!

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domingo, 26 de septiembre de 2010

Opinión del 26-09-2010

Publicada en el "Heraldo de Aragón" por Juan Antonio Ros*

La Firma: No tan idílico
EL bienestar de una ciudad depende directamente de la eficacia y pasar el tranvía por el centro equivale a cargarse más de 20.000 circulaciones de repente, sin haber estudiado si son caprichosas o imprescindibles

Al tiempo que las obras del tranvía entran en su recta final, vivimos una renovada actividad de sus promotores para transmitirnos las ventajas de este medio de transporte. Son todo ventajas, porque parece ser que inconvenientes no tiene ninguno o, al menos, eso se deduce de la información que suministra Tranvías de Zaragoza y eso es lo que se ha divulgado en las jornadas sobre el tranvía que han tenido lugar recientemente en Zaragoza.
Se nos han reiterado los beneficios del tranvía para el comercio de Zaragoza, para renovar la ciudad y para la movilidad sostenible. Sin duda el proyecto es correcto técnicamente y los tranvías, como tales, funcionarán bien y sabemos que son vehículos de calidad. También es cierto que el tranvía mejorará el comercio, casi se puede decir que es el medio ideal para ir de compras y pasear por el centro, pero muchas cosas distan de ser como nos vienen contando.
El tranvía es inadecuado para Zaragoza. Sus promotores quieren que seamos un espejo de Burdeos porque el tamaño de las ciudades es el mismo y allí ha funcionado bien. Pero Zaragoza no tiene nada de parecido a Burdeos, sino que son completamente diferentes. Los hábitos de transporte, trabajo, compras y ocio y los flujos de movilidad son justamente los contrarios y nuestro centro es un hervidero de vida y con una densidad varias veces superior a la de la ciudad francesa. Aplicarnos las recetas de Burdeos es como recomendar a un albino que tome el sol en función de cómo lo toma un negro, aunque los dos tengan el mismo tamaño. Podemos acabar mal.
En nuestro caso, el tranvía no pasa por ninguna zona degradada de Zaragoza, por lo que su presunto papel regenerador es nulo en nuestra ciudad. El tranvía que se está implantando no hace nada que no pueda hacer una flotilla de autobuses modernos y ecológicos, con privilegios similares a los que va a tener el tranvía, solo que la opción buses casi no afectaría al resto de modos de transporte de los zaragozanos.
Se ha empezado la casa por el tejado. Nuestros planificadores no han resuelto previamente la falta de transporte público a los polígonos industriales ni han creado una red de aparcamientos subterráneos bien señalizados, con paneles electrónicos por toda la ciudad.
Una ciudad tiene que funcionar, el bienestar y la riqueza globales dependen de la eficacia y pasar el tranvía por el centro equivale a cargarse más de 20.000 circulaciones de coche de repente y por la fuerza, como ha reconocido el Ayuntamiento, sin haber estudiado siquiera si son circulaciones caprichosas o imprescindibles por ser la única opción de la gente para ir a su trabajo. ahora cada cual tendrá que buscarse la vida dando los rodeos que pueda y perdiendo cada día tiempo de su vida innecesariamente. Aunque a veces los políticos parecen ignorarlo, la gente atesora un fuerte sentido común y, por eso, la mayoría de la población ya ha anticipado que la mejora de las zonas por donde pase el tranvía, se hace a costa de un empeoramiento importante de otras muchas zonas de la ciudad, resultando un balance claramente negativo.
El tranvía es un paso atrás en la sostenibilidad de la ciudad ya que, si los tráficos suprimidos son imprescindibles y la gente los sigue haciendo, la congestión de las otras calles hará que, en su conjunto, la contaminación aumente. estas obras no son socialmente responsables pues suponen un coste de más de 400 millones de euros, que no teníamos por qué gastar ya que no teníamos ningún problema que no se pudiera haber resuelto sin semejante gasto. Se ha suprimido, de golpe, la principal arteria de comunicación contra la voluntad de la mayoría de la gente. Hay que tener en cuenta que el uso casi exclusivo que hace el tranvía de amplios viales de Zaragoza tiene un coste anual adicional para los ciudadanos de más de 25 millones de euros por el exceso de combustible gastado y las pérdidas de tiempos laborales.
Para que este cambio de modelo no empeore demasiado la calidad de vida de muchos zaragozanos, es el momento de que con nuestro esfuerzo individual contribuyamos a mejorar el resultado final. hay que intentar conducir mejor, sin bloquear los cruces, adaptar los hábitos en la medida de lo posible a la nueva situación y, sobre todo, conducir menos.
*Ingeniero de caminos, canales y puertos

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