Publicado en "La Calle" en Abril de 2006
Y SIN EMBARGO SE MUEVE
Con esta frase de Galileo se resume la reintroducción del tranvía en Barcelona en abril de 2004. El acoso para conseguir que descarrilara el proyecto fue feroz, y a pesar de todo, el tranvía circula y goza de buena salud. La Autoridad Metropolitana del Transporte (ATM) publicaba recientemente que en 2005 el tranvía fue el medio de transporte que más creció en la conurbación barcelonesa, con un incremento de viajeros del 70%.
Cuando en 2000 la ATM aprueba el trazado y adjudica las obras de infraestructura y material móvil, el tranvía se convierte en objeto de luchas políticas. La Generalitat (CiU) y las corporaciones locales, mayoritariamente del PSC, se enzarzan en disputas para colgarse la medalla. Por su parte, tanto ERC como PP se oponen al tranvía, mientras ICV es firme partidaria. Determinados medios de comunicación también apretaron las clavijas —incluso ya en servicio— con una campaña de desprestigio (un ejemplo: cada vez que un vehículo privado choca contra un tranvía el titular es: “El tranvía arrolla a un coche”, cuando está comprobado que los accidentes se deben a infracciones de los automovilistas).
Y SIN EMBARGO SE MUEVE
Con esta frase de Galileo se resume la reintroducción del tranvía en Barcelona en abril de 2004. El acoso para conseguir que descarrilara el proyecto fue feroz, y a pesar de todo, el tranvía circula y goza de buena salud. La Autoridad Metropolitana del Transporte (ATM) publicaba recientemente que en 2005 el tranvía fue el medio de transporte que más creció en la conurbación barcelonesa, con un incremento de viajeros del 70%.
Cuando en 2000 la ATM aprueba el trazado y adjudica las obras de infraestructura y material móvil, el tranvía se convierte en objeto de luchas políticas. La Generalitat (CiU) y las corporaciones locales, mayoritariamente del PSC, se enzarzan en disputas para colgarse la medalla. Por su parte, tanto ERC como PP se oponen al tranvía, mientras ICV es firme partidaria. Determinados medios de comunicación también apretaron las clavijas —incluso ya en servicio— con una campaña de desprestigio (un ejemplo: cada vez que un vehículo privado choca contra un tranvía el titular es: “El tranvía arrolla a un coche”, cuando está comprobado que los accidentes se deben a infracciones de los automovilistas).
El potente lobby del coche, colectivos como los taxistas, asociaciones vecinales con ínfulas políticas y plataformas del “No” sistemático, se alinearon en una guerra contra el tranvía.La paulatina aceptación fue posible gracias a “convencer” más que “imponer”. Una campaña de comunicación basada en la transparencia, en la búsqueda de complicidades
y en el conocimiento directo de la realidad del tranvía. En el estudio llevado a cabo tras el primer año de funcionamiento, en abril de 2005, el 84% de los usuarios afirmaba haber cambiado de modo de transporte por el atractivo del tranvía, un 22% había dejado el coche en casa y el 77% viajaba antes en metro o autobús.
Tal ha sido su éxito, que muchas ciudades metropolitanas que en su día quedaron fuera, ahora reclaman su cuota. Incluso una área turística de primera magnitud como el eje Tarragona-Salou-Cambrils-Reus también apuesta por un modo de transporte que es ecológico y moderno.
Escrito por el equipo de redacción de "La Calle".
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