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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Los inconvenientes del nuevo bulevar

Publicado en el Heraldo de Aragón el 29-12-2010

Vecinos y comerciantes denuncian los primeros fallos en la urbanización de la nueva Gran Vía
Critican que hay aceras que tienen escalones peligrosos y que en algunos puntos se forman charcos con facilidad
La estética del paseo gusta aunque las baldosas elegidas se califican de "sucias"

Las obras aún no han terminado, pero la nueva Gran Vía ya despierta comentarios de todo tipo. Uno de los paseos más emblemáticos de la ciudad ultima su puesta a punto para el estreno de su nuevo aspecto entre críticas y alabanzas. Las primeras , procedentes de comerciantes y vecinos denuncian sobre todo los charcos que se forman en algunos puntos y la peligrosidad de algunos pasos de cebra; las segundas destacan la mejora urbana que han supuesto las obras y, por lo general, ensalzan el estilo de los elementos urbanos que se han instalado.
Uno de los reproches que se lleva la nueva Gran Vía es la facilidad con la que se forman charcos. Con las lluvias de la semana pasada quedó claro: en muchos pasos de cebra y puntos de la calzada se formaron grandes balsas de agua que dificultaban el cruce por algunos pasos para peatones. También más de un coche ha pasado apuros en el enorme charco que se forma en la entrada a Gran Vía desde la plaza de Paraíso, junto al Paraninfo. Se trata de una acumulación de agua con cierta profundidad lo que hace peligrar los bajos de los vehículos.

Hay quien también critica el acabado de las obras. Una de las grandes damnificadas ha sido la tienda de la Fundación García Muñoz, dedicada a la venta e instalación de equipos médicos y ubicada junto al inicio del cubrimiento del Huerva. Desde este local, Miguel Ángel Muñoz relata cómo la tromba de agua que cayó el 11 de julio -día de la final del Mundial de fútbol- inundó su local: "La riada entró en la tienda, la encharcó y empezó a bajar por las escaleras". Un problema que ya había tenido alguna vez en el pasado, pero que, señala, "se arregló hace diez años, cuando pusieron un sumidero más grande; ahora lo han estrechado y hemos vuelto a lo mismo".
No es el único problema que han traído las obras del tranvía. Muñoz señala que las vibraciones que produjo la retirada de las vigas del cubrimiento del Huerva han dañado la estructura que sujeta la cristalera de su escaparate y ha desplazado algunas baldosas del suelo. "Me han dado la razón y después de Reyes me pagarán el arreglo del soporte del escaparate, pero el cristal lo tendré que abonar yo", critica. Para entonces es más que probable que cierre el negocio. Aunque no lo achaca directamente a estos 15 meses de obras sí cree que han sido "la puntilla".
Problema en los pasos de cebra. En el local de al lado, Sergio Bressel, de la academia Enseñalia, apunta que en las pruebas que realizó el tranvía la semana pasad notaron "mucha vibración" en la planta baja de su local. Sobre la urbanización en sí, apunta que "el escenario urbano no está mal" aunque dice que "las baldosas son muy sucias". Como también pasa en el paseo de la Independencia, diseñado como Gran Vía por el arquitecto Iñaki Alday, los tonos grises hacen que la suciedad se incruste en el suelo y se note más.
Otra de las pegas que apunta es que las aceras crean pequeños bordillos en los laterales de los pasos de cebra que han provocado más de un susto. "La gente mayor no los aprecia, y aquí, en la puerta, ya se han caído seis personas. Una se rompió la nariz", cuenta. Por su parte, Santiago del Campo de la tienda de ropa Skunkfunk, añade que las cercanas obras de la estación de Goya "están restando gente de paso en el lado de los impares de Gran Vía".
Al margen de problemas puntuales, y a falta de que se rematen las obras, la opinión general es que la estética de Gran Vía ha mejorado. María Antonia Sanz, vecina de la zona, apuntaba ayer en su paseo matinal que "el bulevar queda más espacioso". Jorge Martínez, residente en la calle Doctor Cerrada, opinó que "queda mucho más acorde a los tiempos".
Artículo de Javier L.Velasco. Fotografías de Oliver Duch y Susana Onega.

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