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martes, 23 de febrero de 2010

El rápido avance de las obras visto por el público

Publicado en el "Heraldo de Aragón" el 21-02-2010

"¿De verdad sólo llevan seis meses?"
Sobre el terreno
Un paseo de punta a punta del trazado permite ver la variedad de trabajos que exigen las obras del tranvía y las reacciones, también distintas, que provocan en vecinos, trabajadores y paseantes que merodean a diario por las vallas.

Viene de lejos y trabaja para Construcciones Corellanas, una de las muchas empresas subcontratadas por la sociedad Los Tranvías de Zaragoza para instalar este medio de transporte en la ciudad. Desde hace cinco meses, su empresa levanta las cocheras donde dormirán los tranvías, en la entrada a Valdespartera por Vía Ibérica.
No quiere decir su nombre -la tremenda confidencialidad que rodea a estas obras tiene sus normas-, pero explica que vive con cuatro compañeros en un piso de Cadrete y que, aunque es encofrador, en el día a día le toca hacer "de todo". "Aquí hay mucho trabajo, es un tajo bueno que avanza muy rápido", comenta mientras se dirige a las casetas que hay en la entrada de la obra. "En la época en la que estamos, este tipo de encargos vienen muy bien", concluye para seguir trabajando.
Sólo es una más de las miles de relaciones -en este caso, muy directa- que se han establecido entre los ciudadanos y las obras del tranvía recientemente. Vinculaciones laborales, vecinales o de convivencia, que levantan filias, fobias y todo tipo de comentarios de esquina a esquina del trazado.
En el extremo sur del recorrido, en la calle de la Diligencia de Valdespartera, parece que nada se proyecte para el lugar, al margen de las viviendas que todavía se están levantando en la zona. Ni rastro del tranvía. Hay que avanzar un poco, por la calle de Un Americano en París, para ver las primeras valas, que encierran una pequeña zanja de apenas dos palmos de ancho. Poco más. en la mediana de esta vía, en la plaza de King Kong, la constructora ha ocupado una parcela a modo de escombrera donde acumulan materiales de obra nuevos y usados.
Al llegar al cruce con la avenida del Séptimo Arte, ya en la calle de Los Pájaros, se empieza a ver el primer hormigonado de la plataforma, el llamado `de limpieza´, que se fija para instalar sobre él las vías y , más tarde, volver a verter una nueva capa de hormigón, éste ya definitivo.
Este segundo paso ya se ha dado en algunos tramos del paseo De los Olvidados, junto a la `zona de bares´ de Valdespartera. En uno de ellos, el Tabernalia Rosales 2, Patricia maté, camarera, cuenta que las obras "han complicado mucho la circulación por el barrio, ya de por sí peligrosa por las infracciones que se dan habitualmente. "La gente hace muchas pirulas con el coche para no tener que dar la vuelta en zonas cortadas" explica.
En la rampa de la calle de Volver a Empezar, donde Construcciones Corellanas trabaja en las cocheras, Mariano Gracia, vecino de Casablanca, observa en su paseo matinal que "Las obras avanzan muy rápido, de un día para otro se ven cambios". Enfilando el camino hacia la ciudad, en Vía Ibérica las vallas ocupan los dos lados de la calle, dejando un paso de dos carriles para vehículos. las aceras, muy deficientes antes de las obras, ahora tienen nuevos obstáculos, con los grandes cubos de hormigón que sujetan los postes de iluminación provisional. Si antes ya no eran accesibles para personas con movilidad reducida, ahora menos.
Ritmo rápido y agotador En Isabel la Católica, José María Martín y José Sierra dan "el paseo de los sábados" y reflejan la que a su juicio, es la impresión de la ciudad sobre las obras: "Era algo que no hacía falta", dicen, para completar que "aunque sea parece que el ritmo es muy bueno". En esta calle los coches deben dar dos grandes `eses´ para sortear las zonas de obras, a través de una calzada muy bacheada.
Fernando el Católico fue la última en estar ocupada por las vallas, pero la instalación de los carriles está más avanzada que en ningún lado. En esta zona se empiezan a sentir los inconvenientes que suponen las obras para los comercios, en mayor número aquí que en los tramos anteriores.
Sin embargo, es al final del trayecto, en Gran Vía, donde se encuentra la `zona cero´ de las obras, con el cubrimiento del río Huerva abierto en canal y una enorme grúa de 400 toneladas poniendo vigas para volver a cerrarlo. "El jaleo que tenemos es tremendo, al final esto ya aburre un poco", lamenta Antonio Laguna, vecino de la zona que, como casi todos también valora la rapidez con la que se hacen los trabajos. "¿De verdad sólo llevan seis meses?", contesta cuando se le pregunta por un balance, sin quedar claro si su respuesta indica sorpresa por la celeridad de los trabajos o cansancio por lo que queda por delante.
Artículo de J.L.Velasco y fotos de Oliver Duch

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